Y hola, serán las tres y doce de la mañana cuando escribo esto (probablemente lo postee muuuucho después) y es que no puedo dormir gracias a la empatía de la gente. Larga historia. Y es que mi semana giró en torno a dos palabras: empatía y egoísmo. Y todo gracias a una clase que tuve el día lunes en el cuál descubrí por milésima vez lo egoísta que puede ser la gente. ¿Recuerdas cuando eras un pequeño angelito y alguien venía y te pedía prestado aquel juguete que te encantaba tanto? Pues tu reacción era que ni cagando lo prestabas, porque weona, era TU juguete favorito, de nadie más, solo tuyo, tuyo de ti. Y lo primero que te decían sobre eso era: "ay, no seas egoísta, préstale un rato" y te obligaban a darlo y luego estabas renegando porque alguien más tenía tu objeto favorito en el mundo. Luego suele pasar con otras cosas, la ropa, el maquillaje, los zapatos, tu flaco, todo, ABSOLUTAMENTE TODO. Y a veces vas tú de inocente y crees que todo el mundo es bueno y confías en ...